PRÉSTEME USTÉ SU MELENA.
Ya he hablado muchas veces de mi laaarga y ruuubia y rizaaaada melena que ya no es ni tan larga, ni tan rubia, ni tan... no, rizada si que sigue siendo. Mi aventura peluqueril comenzó allá por los años 90, en pleno pavo, si si, aquel mismo que me duró hasta el año pasado. En realidad, mi primer desastre capilar se remonta a mis tiernos 12 años..
A mi querida madre siempre le gustó mucho investigar con su pelo, lo llevó de todos los colores inventados hasta la fecha, menos de rosa y porque temía el divorcio de mi padre, así que a mi me hacía miles de peinados y cositas varias en el pelo, un día me llevó a la peluquería a cortarme las puntas, yo acojonada claro, estando la peluquera tijera en mano con mi melena al viento le dice mi madre que me corte el flequillo que estaba de moda, (y la que no haya llevado flequillo visera que levante la mano) y me lo cortó. Todavía en la pelu me veía mona, pero cuando salí a la calle estaba cayendo la nevada de mi vida, en cuanto puse un pie en el blanco asfalto el flequillo empezó a encogerse como un pene en el frio mar, rizándose a lo Picasso por los laterales y dejándome con una pinta estúpida que me costó superar..
Teniendo la melena a la altura del culo centímetro arriba centímetro abajo, me voy a la peluquería a que me hagan un peinado chulo porque iba de boda, (mamá ya no estaba) así que mis hermanas que son unas brujas las dos no quisieron acompañarme y me fui sola, estando sentada esperando mi turno mientras charlaba animadamente con mi pavo, vi que había unas modelos de esas capilares y unos fotógrafos, veo que se me acerca un tipo con cierto aire a Ruppert que me acojonó sinceramente, tijera en mano lanzado a mis rizos, me levanto de un salto, le pongo los dedos en cruz cual niña del exorcista y le digo, ey ey ey mocete donde vas tan acelerado que esto se mira pero no se toca... a lo que Rupper me dice, pero niña tu no eres de las modelos? Y yo, mas ancha que la ancha castilla. Total que me libré de Eduardo manos tijeras pero me entró el gusanillo de la innovación y acabé con una melena lisa a la altura de la oreja..... Literalmente mi padre lloró y juró sobre la tumba de mi pelo perdido que nunca jamás me dejaría ir sola a ninguna parte..
Pasaron los años y mi color de pelo se iba oscureciendo a la velocidad de Ferrari así que pensé que ya iba siendo hora de ponerme un tinte, vamos que me fui a la droguería (que por cierto, algún día contaré la que monté de chica con el dicho nombrecito) cogí lo primero que pillé y en casita yo solita me lo apliqué igualita que la de la foto del prospecto ese que viene en la caja.. Se me quedó anaranjado, como podéis imaginar, así que ahí empezó mi andadura con las mechas.
Y tras tantos años de mechas decidí hace aproximadamente un año que ya iba siendo hora de cambiar, y así sin pensármelo y sin avisar a nadie dejé de ser la rubia para pasar a ser morena, me teñí el pelo marrón chocolate oscuro. Esto no llegó a ser desastre ya que me quedaba divino, pero lo malo que tienen estos cambios es que te cansas al poco y como yo no soy Cameron Diaz y no tengo una ristra de súper peluqueros a mi disposición, me puse en manos de mi vecino para llevar a cabo el cambio.
Mi vecino es cristiano evangélico que no tiene nada que ver pero es un dato necesario a saber, tiene 67 años y fue peluquero unos 40 años allá por África, o sea que no tiene ni puta idea de pelos delicados ibéricos, pero yo que soy una valiente me dejé hacer. La cuestión es que tenía que decolorarme primero y el decidió que en vez de hacérmelo todo de una me lo iba a decolorar por partes, la primera vez mi precioso castaño oscuro se quedó rojizo que no me desagradaba del todo, la siguiente vez se quedó anaranjado mas o menos como los polvos Tang y la última fue aquella donde se me escuchó blasfemar hasta en Venus (he aquí la importancia del dato evangelista) , de raíz a coronilla mi pelo era blanco fosforito y de ahí hasta la punta naranja chillón. Lloré como una madalena por mi melena muerta y más lloré a la mañana siguiente cuando no supe como esconder la escabechina para ir a trabajar. Lo hice pero prefiero no recordarlo, por mi salud mental.
Después de aquello muchos tintes rubio ceniza inundaron mi pobre cabecita loca, pero no conseguía mas que un tono marrón anaranjado muy raro pero ponible, hasta que al fin he conseguido volver al rubio, aun no estoy en mi estado natural, pero lo conseguiré...
Pd. Quería poner varias imágenes pero solo se me permite colgar una, me planteo una nueva mudanza..
Pdd. Os presento a la auténtica Coco